Un día, encontré una de las cartas que Horacio, compañero de mamá cuando trabajaban en el Grupo Bunge y Born, le escribía a la gente de la oficina desde Malvinas. Yo a él lo conocí, claro, trabajó muchos años más allí y tuvimos muchas charlas sobre la maldita guerra. Horacio no estaba bien de ánimo las últimas veces que lo vi. Al cumplirse treinta años todo le pegaba el doble y un día, sin avisar no vino más. Apagó el celular, desapareció, no lo vimos más.
Horacio es uno de los tantos desaparecidos sociales, de esos que sin querer olvidamos, dejamos de nombrar. De él no tengo foto pero sí tengo la carta y el recuerdo. Y hay que sacarlo a la luz, hay que nombrarlo (a él y a todos), hay que hablar de ese pibito de 18 que vio cómo explotaba una bomba cerca, que se moría de frío, que soñaba con viajar en barco, con volver a ver a su mamá. Hoy Horacio duele, hoy duelen todos nuestros Héroes (tienen que doler siempre), hoy duele la indiferencia del pueblo más que la bala más voraz del enemigo. Comparto su carta:
Isla Soledad, 17 de mayo de 1982
Queridos compañeros,
Espero que al recibir esta carta se encuentren bien, les digo que ayer recibí la encomienda que me mandaron, llegó en perfecto estado, en un momento ideal ya que hace 3 días que estamos comiendo una sola vez al día y entonces a la noche me preparo un jarro de leche y me como algunas galletitas. Desde ya les digo que estoy inmensamente agradecido y a la vez halagado por saber los compañeros que tengo.
Perdonenme que no les haya escrito antes, pero la causa de ello fue que no me daban papel para escribirle a todos y cuando me lo entregaban lo usaba para mandarles algunas cartas a mis viejos.
Por las cartas que recibí de allá piensan que estoy en la Isla Gran Malvina, ya que yo en mis primeras cartas le puse que estaba en la Gran Malvina pero luego nos confirmaron que esta isla es la Soledad.
De acá les puedo decir que hubo un poco de todo, en mi vida pensé que iba a vivir una situación igual, esto parece como una película de combate en donde yo soy uno de los protagonistas, con mi compañero de carpa estamos haciendo un diario de todo esto.
Las noticias que recibo son por radio Carve del Uruguay y parece que esta es una semana decisiva en las negociaciones; espero con mucho optimismo que esto se solucione por el bien de todos, para que tengan una idea de esto que estoy viviendo les digo que el 15/5 cayó la bomba más cerca de donde me encuentro, fue tirada por un avión e hizo un pozo de diámetro como la base de una calesita y de un metro de profundidad, después de eso creo más que nunca en Dios.
Bueno de todo esto nos les quiero seguir hablando por ahora, sino no voy a tener nada para contarles a mi regreso.
Así que dieron un 30% de aumento, bueno más vale así, ya que la verdad es que lo necesitábamos, por los despachos no se preocupen que a la vuelta los voy a llevar. Juanita espero no hinches a Daniel como a mí con las garantías. A propósito ojalá Daniel no te convoquen, ya que escuché algunos rumores de que si esto sigue van a convocar a tu clase.
Otras de las cosas que tengo para contarles es que a mi regreso como así el de toda la brigada a la cual pertenezco casi seguro lo haremos en barco, esto me viene bien y me alegra ya que a la ida vine en avión y junto con el barco eran los medios que hasta el momento no había viajado nunca”.
En las cartas que recibí de mis viejos me comunican la molestia que se ha tomado el Sr. Kotyinsky para con mi familia. Esto es una muestra más que dan para saber en qué oficina me encuentro y con qué clase de gente comparto mis horas de trabajo.
Espero sepan disculparme la letra pero es que escribiéndoles arriba de una revista, ya que no me trajeron el escritorio de Bunge.
Bueno me despido de todos ustedes con un fuerte abrazo y un apretón de manos y reiterándoles mis agradecimientos por todo lo que están haciendo por mi y mi familia y ojalá los pueda volver a ver muy pronto.
Chau
Horacio